La gestación subrogada ha proporcionado un camino viable hacia la paternidad a muchas personas con problemas de fertilidad, enfermedades que hacen que el embarazo sea arriesgado o parejas del mismo sexo. Una pregunta habitual que suelen hacerse los futuros padres es: «¿Heredará el bebé algún rasgo de la madre subrogada?». Este artículo pretende aclarar esta preocupación explorando la dinámica genética implicada en la subrogación gestacional.
Para responder a esta pregunta, primero debemos entender el concepto y el proceso de gestación subrogada. La subrogación gestacional es un tipo de acuerdo de subrogación en el que un embrión, creado mediante fecundación in vitro (FIV), se implanta en el útero de una madre subrogada. Este embrión suele crearse utilizando el óvulo de la madre prevista (o de una donante de óvulos) y el esperma del padre previsto (o de un donante de esperma). La madre subrogada no tiene ningún vínculo genético con el bebé.
La herencia genética, como sabemos, es el proceso por el cual una célula u organismo descendiente adquiere o se predispone a las características de su célula u organismo progenitor. Mediante este proceso, los rasgos se transmiten a través de los genes que existen dentro de los espermatozoides y los óvulos de los padres biológicos. Por tanto, en la gestación subrogada, el bebé hereda su material genético exclusivamente de las personas que aportaron el óvulo y el esperma.
Sin embargo, un área de investigación que ha salido a la luz en la última década se refiere al concepto de epigenética. La epigenética se refiere a las modificaciones en la expresión de los genes que no implican cambios en la secuencia de ADN subyacente. En términos sencillos, se trata de cómo se «encienden» o «apagan» los genes. El estudio de la epigenética ha suscitado dudas sobre si una madre subrogada podría influir en el bebé a este nivel.
Investigaciones recientes han sugerido que, aunque la madre subrogada no contribuye genéticamente, su entorno uterino podría afectar a la forma en que se expresan los genes del bebé. Estas influencias pueden proceder de diversos factores, como la dieta de la madre subrogada, sus niveles de estrés y su estado general de salud. Sin embargo, estos cambios epigenéticos suelen ser mínimos y temporales.
Es esencial señalar que las influencias epigenéticas no cambian el ADN ni los rasgos genéticos que hereda el niño. En cambio, podrían influir sutilmente en cómo se expresan esos genes. Por ejemplo, podrían afectar al peso del bebé al nacer o a su estatura futura, pero es improbable que influyan en características como el color de los ojos o los talentos innatos, que vienen determinados directamente por el código genético del niño.
Además, muchas de estas posibles influencias epigenéticas no son exclusivas de la maternidad subrogada. Incluso en un embarazo tradicional, factores externos como la dieta, el estilo de vida y el entorno de la madre pueden influir de la misma manera en la expresión genética del bebé.
En conclusión, en la subrogación gestacional el bebé no hereda ningún rasgo genético de la madre subrogada, ya que el material genético del bebé procede íntegramente de sus padres biológicos. Aunque se está investigando y debatiendo la posible influencia del entorno uterino de la madre subrogada en los factores epigenéticos, estas influencias suelen ser sutiles y temporales, y no alteran los rasgos genéticos heredados del niño. Así, los padres pueden estar seguros de que su hijo será genéticamente suyo, incluso cuando la gestación subrogada forme parte de su camino hacia la paternidad.